Luna Kol, nacida en Phnom Penh en 1970, huyó de Camboya en 1975 con su familia cuando los Red Khmers tomaron el control del país. En Francia, desarraigada y enfrentada a una cultura diferente, encuentra consuelo en el dibujo y la pintura. El arte se convierte en su forma de sanar y expresarse. Los dibujos de mujeres y desnudos forjan los cimientos de su expresión antes de pasar a la abstracción. Su trabajo conserva un vínculo irrompible con su historia. 

Sus pinturas se basan solo en pigmentos fijados con óleo. En su taller de pintura, Luna mezcla pigmentos, transforma gránulos de pintura en polvo y luego lo pule. A menudo, explora varias capas de pinturas para extraer los colores y las emociones iniciales profundamente olvidados en el lienzo. Su arte no sigue reglas ni leyes. Esta artista de espíritu libre traduce sus emociones a través del poder de los temas de colores que ella elabora y analiza delicadamente. Ella investiga formas, texturas, juega con luces y sombras trayendo a sus cuadros una intensa mirada de misterio que deja a cada uno la imaginación de la interpretación de las propias emociones.